Este periodo tiene su origen tras el Golpe de Estado de 1973, que encontró al Museo de la Solidaridad no constituido legalmente y con obras recién donadas aún en las embajadas o en la aduana. La fuerza del quiebre significó que algunas fueran devueltas, otras se perdieran y que unas pocas presumiblemente fueran destruidas. Tras el fin de la democracia, la dictadura quiso ocultar este proyecto que, pese a los obstáculos, revivió en el extranjero como un gesto de resistencia y en solidaridad con el pueblo chileno.

Así, a fines de 1975, desde el exilio, se decide dar continuidad al museo bajo un nuevo emblema: la “Resistencia”, por lo cual se modifica el nombre a Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende (MIRSA). Se creó para ello un Secretariado General en Francia, presidido nuevamente por Mário Pedrosa, y distintas iniciativas de organización y apoyo al MIRSA en los países donde se fueron conformando fondos de donaciones de obras para su colección, siendo los más conocidos los Comités de Apoyo. Coordinados desde Casa de las Américas (Cuba) por Miria Contreras, secretaria ejecutiva del Secretariado, se fueron sumando nuevos países a los que ya habían donado obras al proyecto original: Panamá, Colombia, Suecia, Polonia, Finlandia y Argelia, entre otros.

Además de perpetuar la misión inicial del museo, las donaciones eran un gesto de denuncia internacional a la dictadura chilena y a la violación a los Derechos Humanos que se cometían. Muchos de los artistas que donaron la primera vez volvieron a hacerlo, participando también activa y solidariamente en la organización de esta iniciativa. Así lo hicieron Joan Miró, Carlos Cruz-Diez y Victor Vasarely, entre otros. A ellos se sumaron artistas como Helen Escobedo, Julio Le Parc, Pierre Soulages, Wilfredo Lam y Kjartan Slettemark, y artistas chilenos que salieron del país ya sea en exilio o por voluntad como Guillermo Núñez, Eugenio Téllez y Gracia Barrios.

La diversidad es el sello que caracteriza, complejiza y enriquece el conjunto total de 1.307 obras donadas desde 1976 hasta 1990. El cuantioso y heterogéneo conjunto -en términos materiales, técnicos y estilísticos- comprende pinturas, grabados, dibujos, esculturas, textiles, collage y fotografías, en orden cuantitativo.

Siguiendo la línea de donaciones recibidas por el Museo de la Solidaridad, vuelven a estar presentes el informalismo, la abstracción -especialmente en su variante geométrica-, el arte cinético, la neofiguración, obras gráficas al servicio de propaganda política y, en menor grado, piezas experimentales y conceptuales. A ellas se suman casos atípicos como la incorporación de piezas textiles entregadas justamente como gestos simbólicos de representatividad indígena y popular. Hay temáticas que se repiten transversalmente en las obras -ya sea en títulos y/o imágenes-, dando cuenta del contexto histórico en que se conformó esta colección y su objetivo político, como también el interés de denuncia de parte de los artistas.

 

Obras del Período





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