La directora del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, Claudia Zaldivar fue entrevistada en el diario La Nación, donde aborda la labor del recinto, considerado uno de los recintos de artes visuales más importantes de Latinoamérica.
En el artículo, Zaldivar señala que «el museo es un proyecto único. Si lo miras, te das cuenta que en el mundo sólo hay otras dos experiencias semejantes: una es un museo del Apartheid en Sudáfrica y otro en apoyo a Palestina y que fue destriído en la Guerra del Líbano», ambos modelos basados en donaciones de apoyo para las galerías y la resistencia política, añade.
Agrega que cuando se entrevistaba con personeros del ámbito cultural de la dictadura escuchaba historias electrizantes sobre la forma en que muchas de estas obras sobrevivieron para ser disfrutadas hoy. Algunas piezas, muy pocas, se extraviaron. Otras probablemente fueron confundidas con su entorno en oscuras bodegas e incluso otras, se ha dicho, itineraron por diversos salones y muros de los altos mandos militares.
Explica Zaldivar que contribuyó a la sobrevivencia de las obras el hecho de que estas donaciones artísticas hechas de buena fe sin mayor papeleo tampoco pertenecían a una persona o institución en particular que pudiese apropiarse de ellas. «Fue un proceso muy hippie el de entonces», valora la directora sobre el resquicio que hoy mantiene en perfecta forma la colección de más de 2.800 piezas del Museo de la Solidaridad Salvador Allende.