El artista y docente chileno de amplia trayectoria expone en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende una selección de obras representativas de su visión y trabajo colectivo junto a otros pares de la región de Valparaíso. Es un homenaje a la amistad y una posibilidad para ver que el arte nunca es local, dice.
Con ropa vieja que usa para trabajar —jamás mameluco—, revisó detalles y vigiló a su asistente que pegó masking tape sobre la pared de una sala en el MSSA. El sábado 30 de marzo inauguró su exposición, Ancla 637. Con Hugo Rivera-Scott y otros, una gran muestra que a modo de crónica de momentos e ideas que marcan su trabajo creativo, invita a introducirse en su visión de artista.
Pintor, grabador y dibujante, ha tenido una larga carrera docente desde 1965 en distintos niveles de la enseñanza, desde básica a universitaria, y al rededor del arte, el diseño y la arquitectura. Siendo profesor de la Universidad de Chile desde 1968, a comienzos de los 70 trabajó en la formación de la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas lo que motivó el proyecto de formación del departamento de Artes Visuales de la Facultad de Arte y Tecnología en la sede de Valparaíso. Más tarde, instalado en Cuba en los 80 formó parte de los fundadores del Instituto Superior de Diseño Industrial, en La Habana. Actualmente es académico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile.
Por todos mis compañeros
Co-curada por Daniela Berger, Coordinadora de Programación del MSSA y el autor, la exhibición es una antología cuyo título alude al proceso del Consejo de Guerra que la Armada de Chile abrió en su contra cuando fue detenido en 1975.
Ironizando con la palabra “contra”, que estaba en el título original de esa documentación judicial militar, Hugo escoge para esta exposición la palabra “con” invocando a compañeros y maestros con los que trabajó, como Lilo Salberg, su gran amiga y maestra a quien la exposición dedica un espacio especial, y a Francisco Rivera Scott, Álvaro Donoso y Camilo Carrizo.
La muestra reúne obras donde la poesía y la visualidad están a la base de la experimentación, como dibujos a lápiz, objetos, colages, pinturas y videos, además de tres obras de intervención específica y a gran escala de sus conocidos Diagramas. También una muestra inédita de documentos sobre la particular producción artística en la región de Valparaíso de los años 60 e inicios de los 70 junto a obras de dos de sus maestros más importantes; el grabador Carlos Hermosilla y el pintor Hans Soyka.
Nacido en Viña del Mar en 1943, Rivera-Scott destaca la visión sobre el desarrollo artístico de su región que tiene esta muestra. “Nos importaba mucho hacer algo desde ahí y desde Valparaíso fundamentalmente. En los 60 pensábamos con cierto orgullo en el pasado del puerto, mucho más contundente incluso que Santiago, pero que se perdió por distintos motivos. Intentábamos honrar esa tradición de Valparaíso y de algún modo pelear por esa supervivencia. Parte de lo que se puede ver en esta exposición quiere honrar también esa historia”, dice.
Mirar al pasado según Rivera-Scott
El artista comenta que esta exposición representa la posibilidad de tener esa mirada atrás sin ser una retrospectiva y de situar un poco la obra que está haciendo actualmente. Es una oportunidad para darle nuevas lecturas a su obra y por eso va revelando de dónde viene y quiénes fueron sus maestros y compañeros.
Ocurrido el golpe, los hechos que se sucedieron a nivel nacional de los que indudablemente no podía abstraerse y otras situaciones que interrumpieron el proceso artístico que llevaba hasta ese momento, generaron una nueva respuesta en otro tipo de obra marcada por la coyuntura, aunque nunca antes hubiese estado en su interés realizar algo que fuera específicamente “de circunstancia”.
La exposición, disponible en la sala 7 del MSSA, comparte creaciones que no han sido exhibidas anteriormente y que revelan un momento representativo de la violencia de nuestra sociedad. Rivera-Scott considera que el arte político no debiera estar sujeto a un momento. “El arte es político per se y no tiene que hablar necesariamente de una contingencia. El ‘arte político’ debiera tener otras condiciones”, dice.
Colaboración y creación
Lilo Salberg (Essen, 1903 – Viña del Mar, 1998) fue una artista chilena de origen judío alemán que llegó a Santiago tras la “Noche de las vitrinas” también conocida como la “Noche de los cristales rotos” en 1938, donde la milicia nazi junto a población civil, atacaron a la comunidad judía.
Escultora y dibujante, cuando se instaló en la Quinta Región se vinculó al Grupo de Grabadores en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar y se hizo cercana a los maestros Carlos Hermosilla y Hans Soyka.
“Tuvo dos maestras informales, Margarita Bahn y Lilo Salberg, quienes me hicieron entender que el arte no es una cosa local, sino que tiene un universo mucho más extenso”, cuenta Hugo y agrega, “con Lilo me interesé por varios artistas entre los que sobresalía el entonces emergente Robert Rauschenberg y del que aquí nadie había escuchado nada. Me hizo entender que lo que uno hace como obra está aquí, pero supera sus propios límites y se debe poder parar en cualquier lugar”, recuerda de esta artista que es poco conocida a pesar de haber representado a Chile en la primera Bienal de Sao Paulo en 1951.
En el MSSA se exhiben dos piezas suyas que más le impresionaron en ese momento. Una es una vitrina y las otras son máscaras que luego le obsequió a Rivera-Scott y que recientemente él donó al Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Estas piezas, según explica, son obras capitales que marcan lo que fue el inicio del periodo de su madurez artística, cuando surgen sus mejores obras y aparece aquello que ella llamó “texturas cromáticas”.
Un tema urgente
La co-curadora Daniela Berger reitera la inclusión de Lilo Salberg como una respuesta al llamado de la exposición. “Es importante que esta mirada antológica de la muestra se vea complementada con las obras colectivas por un lado, como los Espectros, en donde participa principalmente Lilo Salberg y Álvaro Donoso en el contexto del Golpe, y por otro, con quienes corresponden al par contradictorio a la base de la formación de estos artistas agrupados en Valparaíso: Carlos Hermosilla, maestro grabador de riguroso oficio y probablemente el artista más importante de la V región y Hans Soyka, con su manera un poco revolucionaria de enseñanza”, dice.
Agrega que en particular hay una urgencia por difundir su trabajo. “La obra de Lilo, es eminentemente desconocida. Curiosamente no ha sido muy documentada ni exhibida pese a su calidad artística y su gran experimentalidad, por eso y desde una visión de interés particular de mi línea de trabajo nos mueve investigarla y dar a conocer su versátil práctica, que es la de una gran artista y docente chilena”.
Esta exposición cuenta con el apoyo del Unidad de Conservación y Documentación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y de la Pinacoteca de la Universidad de Concepción.
Se mantendrá abierta hasta agosto de este año. Existe un programa público y actividades de mediación asociadas, con recorridos guiados y talleres experimentales relacionados.
Ancla 637 con Hugo Rivera-Scott y otros
Cierre: 11 de agosto 2019