Con miras a la futura habilitación del depósito de obras del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, que contará con altos estándares de conservación y seguridad únicos en el país, recientemente finalizó el proyecto de embalaje de conservación de 2880 obras, que han enfrentado históricamente duras condiciones de resguardo antes que el museo contara con su sede definitiva.

 

“Las obras han tenido una historia de traslado y circulación increíble. Son historias de ocultamiento y también de compartir depósito con obras de colecciones en otros museos. Otras esperaron muchos años hasta ser traídas a Chile desde el exilio, en lugares que no eran los óptimos para su conservación”, menciona Caroll Yasky, coordinadora del Área de Colección del MSSA, quien junto a Camila Rodríguez, conservadora del museo, participan desde 2016 en la planificación y supervisión técnica del equipo de profesionales que llevan adelante la habilitación del nuevo depósito de obras.

La historia del acervo del MSSA, está muy ligada a quienes trabajaron por su creación y posteriormente defendieron y apoyaron en el extranjero la resistencia del pueblo chileno durante dictadura. Varias obras enfrentaron múltiples viajes y exhibiciones, estuvieron ocultas y algunas hasta hoy permanecen perdidas. “Muchas no se guardaban en depósitos de museos, sino que en casas o espacios como abadías y centros culturales”, dice Caroll respecto a la obras del periodo MIRSA y agrega, “a pesar de ello, nuestro equipo de conservación ha evaluado que la mayoría se encuentra en buen estado y por lo tanto nuestro desafío actual y futuro es mantenerlas así para las próximas generaciones”, explica la curadora.

Un hito relevante en ese desafío ocurrió en enero de 2019, cuando se finalizó la primera etapa del proyecto de embalaje de conservación que se ejecutó sobre la totalidad del acervo del MSSA, constituido por 2880 obras, entre ellas pinturas, obras gráficas, esculturas, entre otros formatos. Durante 8 meses la conservadora de la Colección, Camila Rodríguez, lideró el trabajo de seis profesionales externos y más de diez pasantes y practicantes, quienes revisaron y confeccionaron el embalaje preventivo en forma individual, considerando distintas materialidades y particularidades de cada obra.

Trabajo con invaluables

Este proceso implicó la elaboración de cajas y jabas de conservación especialmente diseñadas para obras particularmente frágiles, volumétricas y de difícil manipulación. “Nos enfrentamos a obras que por su conformación material o por su estado de conservación requieren de embalajes de mayor complejidad”, cuenta Camila. “Un caso interesante fue la escultura de más de dos metros de alto del artista sueco Leif Bolter, Röd hyllning (Homenaje rojo), que necesitaba ser almacenada en suspensión y para esto fue necesario confeccionar un soporte que lograra mantener la obra en este estado pero inmóvil, ya que la vibración constante podía afectarla”, dice.

La conservadora explica que esta etapa es muy importante porque estamos ante uno de los bienes patrimoniales más importantes de Chile. “Tenemos obras de Robert Motherwell, Alexander Calder, Juan Downey, Eduardo Chillida, Lygia Clark, Joán Miró, etc. que ellos mismos donaron a este museo y esa responsabilidad adquirida es tremenda”, dice Camila y agrega, “mantener sus obras en buen estado es preservar cultura, pero además la posibilidad de estudiar e investigar. Desde la conservación no podemos pensar una colección como un conjunto de objetos inertes, sino como posibilidades de encontrarnos con la manifestación física de aquello que somos o hemos sido. Se trata de un testimonio de un periodo de nuestra historia, por eso debe ser protegido y cuidado”.

Actualmente, el MSSA se encuentra en el levantamiento de recursos para la ejecución de la segunda etapa de este proceso: el embalaje de traslado que irá de la mano con la adquisición de mobiliario para obras bidimensionales y la contratación de servicios de transporte especializados en obras de arte.

 

Nuestra historia en el futuro

Este acervo, constituido a lo largo de tres etapas históricas: Museo de la Solidaridad (1971 – 1973), MIRSA (1975 – 1990) y el actual MSSA (desde 1991), va en camino de mejorar sus posibilidades de sobrevivencia ojalá para siempre, pero aún queda trabajo por hacer.  “La habilitación de un nuevo depósito con altos estándares de calidad, que en nuestro país hay pocos, es lo mínimo para pensar en un futuro con obras de esta riqueza artística y cultural presentes y accesibles para todo el público”, cuenta Claudia Zaldívar, directora del museo.

La próxima exposición del MSSA, que se inaugura el 30 de marzo, ofrecerá al público la oportunidad de conocer otras piezas de esta gran colección, en este caso obras textiles de distintos formatos y técnicas, donadas en distintos periodos, que darán cuenta de la importancia del trabajo de conservación del patrimonio cultural nacional.

Para el proyecto embalaje de la Colección MSSA, participaron como conservadoras adjuntas Elisa Díaz, Camila Csillag; como encargados de registro, Millale Cordero y Héctor León; jefa de conservación de embalaje, Catalina Aravena; técnico en conservación, Julio Acuña; y los practicantes y pasantes: Karen Atuán, Abraham Beltrán, Camila Bello, Marcia Cubillo, Fernanda Hidalgo, Natalia Inostroza, María Ignacia Loyola, Gabriel Maulén, Irina Muray, Josefa Orrego, Loreto Peña, Benjamín Rojas, Hermann Sepúlveda y Gabriela Vásquez.

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