Del 5 septiembre al 1 noviembre de este año el Museo de la Solidaridad Salvador Allende será uno de los participantes en la 11th Berlin Biennale for Contemporary Art (11ª Bienal de Arte Contemporáneo de Berlín), uno de los encuentros de arte más relevantes del mundo. Enfrentando los desafíos de la pandemia, un grupo de obras viajó a Alemania para representar la historia del museo como institución formada desde la solidaridad y la resistencia.

Veinte obras patrimoniales de la colección del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en su mayoría creadas por artistas mujeres en los 70, viajaron recientemente a Alemania desde Santiago de Chile para ser parte de este encuentro artístico que, en su onceava versión, tiene un sello sudamericano y femenino.

A diferencia de otros años, esta versión se ha presentado como un proceso a través de cuatro experiencias secuenciales, que se están desarrollando desde septiembre de 2019 bajo la curaduría de María Berríos (Chile), Renata Cervetto (Argentina), Lisette Lagnado (Brasil) y Agustín Pérez Rubio (España). La idea de este equipo intergeneracional ha sido construir relaciones sostenibles con los artistas, proyectos y la ciudad de Berlín, generando exposiciones, performances, residencias, conferencias, presentaciones y talleres, en cuatro instituciones berlinesas. La participación del MSSA es fruto del trabajo del museo y sus profesionales, contando con la colaboración del Ministerio de las Culturas, las Artes, y el Patrimonio a través de la Secretaría Ejecutiva de Artes de la Visualidad y la Unidad de Asuntos Internacionales y el Ministerio de Relaciones Exteriores DIRAC, como parte de la estrategia de internacionalización del sector de las artes visuales en que trabajan ambas instituciones en conjunto.

Si bien estarán presentes otros artistas chilenos y mapuche —junto a más de 70 artistas de distintos lugares del mundo—, el MSSA es la única institución chilena invitada como tal. Estuvo presente ya en la “experiencia” inicial titulada exp.1 The Bones of the World (experiencia 1. “Los huesos del mundo”) entre septiembre y noviembre del 2019, y formará parte del epílogo, que se inaugurará el próximo 5 de septiembre en Gropius Bau, el mayor de los cuatros espacios de exposición. 

Para el equipo curatorial, la invitación al museo permite no solo la posibilidad de contar con obras concretas para la exposición, sino también de traer al presente la historia de “una institución artística cuya propuesta revolucionaria, aún vigente, tiene mucho que enseñar en un momento en que están siendo criticadas las formas de estructurarse de los museos de todo el mundo por basarse en situaciones que el MSSA planteó como cuestionamientos fundantes y cuya problematización viene desarrollando críticamente desde entonces”, comentan.  

“La participación del MSSA en la 11ª Bienal de Berlín es un reconocimiento al MSSA y su modelo museológico único en el mundo, gestado fuera de los cánones hegemónicos, que se basa en la utopía de formar un museo mediante donaciones de artistas comprometidos socialmente con el Pueblo de Chile. Gracias al trabajo colaborativo en redes nacionales e internacionales, nuestra historia está siendo visibilizada en este encuentro a través de obras de la colección”, cuenta Claudia Zaldívar, directora del MSSA. 

Museo de la Solidaridad Salvador Allende ubicado en barrio República, Santiago de Chile.

La presencia 

El MSSA participa en este encuentro en dos momentos. La primera instancia, exhibida entre septiembre y noviembre del 2019, fue la participación en la exp. 1: The Bones of the World [experiencia 1: Los huesos del mundo] donde se invitó al público a conocer más de 25 propuestas artísticas en diversos formatos bajo el concepto de “inauguración de la casa”. La curaduría estuvo en consonancia con el espacio donde se realizó, el ExRotaprint, un lugar de vocación comunitaria inserto en el barrio migrante de Wedding. En esa ocasión, la participación del museo fue a través de la fotografía de Luis Poirot “El pueblo tiene arte con Allende” exhibida a partir de su reproducción en un poster incluido en el libro “A los artistas del mundo… Museo de la Solidaridad Salvador Allende, México / Chile 1971-1977” (Editorial RM/ MUAC), en alusión a la gestación del museo.

Fotografía del acto cultural “Chile tiene arte con Allende”, en el marco de la campaña presidencial de 1969. Foto: Luis Poirot. Cortesía del autor y Fundación Salvador Allende.

En esta experiencia, que han descrito como “un ejercicio de exposición mutua”, la idea fue invitar a la escucha desde “las historias que nos sostienen y que compartimos”, en alusión a los procesos y experiencias de búsqueda e intercambio. El título de esta curaduría proviene de un diario de viaje escrito por el artista brasileño Flávio de Carvalho (1899-1973), Os ossos do mundo, durante su estadía en Europa a mediados de los años 30. Según los curadores, “es un reconocimiento de la vida que ocurre en medio, en contra y a pesar de los estados generales de quebrantamiento que nos rodea”, dijeron a la revista Berlin Art Link

La segunda participación del MSSA ocurrirá en el epílogo llamado The Crack Begins Within [La fisura comienza por dentro] que busca provocar diversas visiones, modos de articular la solidaridad, la vulnerabilidad y la resistencia. Siguiendo el deseo de los organizadores, las obras y experiencias debieran ser un intento por “materializar la complicada belleza de la vida en medio de los tiempos convulsos que vivimos”.

La frase que da origen al título son palabras de la poetisa egipcia Iman Mersal que en interpretación de los curadores, “explora los muchos fantasmas de la maternidad, destrozando su moral contemporánea”, donde la mujer rechaza convertirse en objeto de sacrificio. Al adoptarla para la Bienal, la frase se transforma en un gesto de denuncia “de la falacia de reclamar para uno mismo la destrucción de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo, tantas veces reflotado por los padres blancos como un nuevo andamio para asegurar la continuidad de sus estructuras en descomposición. Esta es la violencia que nos rodea y de la que somos parte”, indica el equipo curatorial.

Para ese epílogo es que una veintena de obras del MSSA viajaron a mediados de agosto, sorteando pandemias y cuarentenas, entre Santiago y Berlín.

«Multitud III» (1972) la obra de Gracia Barrios presente en este encuentro internacional (Textil, Patchwork 305 x 782 cm. Colección MSSA)

Las obras exhibidas

Hasta Alemania viajaron obras patrimoniales y emblemáticas del MSSA: el textil de grandes dimensiones Multitud III que la artista Gracia Barrios (Chile, 1927-2020) cosió en 1972 para el edificio de la Unctad III y que fue restaurado especialmente para esta ocasión, gracias al apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Además fueron enviadas un conjunto de 10 arpilleras de mujeres chilenas realizadas en talleres de apoyo a víctimas de la dictadura en Chile, cuyas imágenes relatan los conflictos y las luchas solidarias que se dieron durante esos años en el país. El primer textil, que estuvo desaparecido cerca de 40 años, es la primera vez que sale del país en préstamo; mientras que las arpilleras viajaban clandestinamente durante la dictadura para ser exhibidas y/o vendidas en diversos países del mundo. 

A ellas, se suman los grabados de María Helena Vieira Da Silva (Portugal, 1908 – Francia, 1992), María Teresa Toral (España, 1911 – 1994), Clemencia Lucena (Colombia, 1945 – 1983), Teresa Gazitúa (Chile, 1941), Beatriz González (Colombia, 1938), Taller 4 Rojo [Diego Arango (Colombia, 1942 – 2017), Nirma Zárate (Colombia, 1936 – 1999)]; un dibujo-collage de Teresa Montiel (Chile, 1942); y pinturas de Claude Lazar (Egipto, 1947) y José Gamarra (Uruguay, 1934). De diferentes temáticas, estas obras, producidas en su mayoría por mujeres y de origen latinoamericano, ilustran el poder de la unión de voluntades, el sentido de comunidad y diversas maneras de resistir y transformar contextos de violencia. 

En el epílogo de la Bienal, el MSSA estará en forma protagónica en el espacio Gropius Bau, donde la obra de Gracia Barrios será “un broche de oro” para el recorrido que ofrece la presentación del museo en su totalidad. Una de las curadoras, María Berríos, comentó en una carta dirigida a la hija de la artista que “la pieza de Gracia es de alguna manera el gran finale de ese lugar de exposición que se construye sobre la noción de antimuseo que se inspira en gran parte en la trayectoria misma del Museo de la Solidaridad”. 

Gropius Bau es un espacio que fue utilizado habitualmente para exposiciones arqueológicas y etnográficas. Hoy, es uno de los centros de exposición más importantes de Europa. Al ser una de las sedes de la Bienal y acoger muestras de colecciones que no son europeas, instala un cuestionamiento a los modos hegemónicos de relatar la historia desde la perspectiva occidental. Desde aquí surge un discurso que reconoce que no hay modernidad sin colonialidad y plantea otros modos de hacer museo.

“¿Puede un museo ser un arma?” se pregunta María Berríos en uno de sus ensayos en que explora la noción de antimuseo y reflexiona acerca de la fundación de este Museo como un acto de política de solidaridad con la lucha del pueblo chileno. 

Las dificultades de la pandemia

A más de cuarenta años de sus donaciones a la colección, las historias de compromiso social de estas obras cobran nuevos sentidos. Su viaje a Europa, preparado y ejecutado en el contexto de esta pandemia, actualizó este compromiso, encarnado en los trabajadores y trabajadoras del museo, especialmente del área de Colección.

A las dificultades propias del traslado de obras patrimoniales y de gran formato -en términos de conservación preventiva- se sumó la cuarentena de la ciudad de Santiago, con la incertidumbre y dificultad del desplazamiento. Las gestiones para realizar las restauraciones y enmarcaciones que requerían las obras para viajar en préstamo, tuvieron que sortear estos escollos y requirieron de un permiso extendido por el Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, donde se reconocía la relevancia pública de cumplir con la invitación de la Bienal de Berlín.

“La historia del museo es impensada sin su colección y su archivo. Los viajes en condiciones difíciles están inscritos en nuestro ADN museal”, destaca Claudia Zaldívar.

Esta historia ya había comenzado a ser revisada por exposiciones internacionales como Past Disquiet [Pasado Inquieto] (2018) de Kristine Khouri y Rasha Salti en MACBA de Barcelona, HKW de Berlín y Sursock Museum de Beirut; Southern Constellations: The Poetics of the Non-Aligned [Constelaciones del Sur: Poéticas de los No-Alineados] (2019) de Bojana Piškur en Moderna Galerija de Ljubljana y Solidarity Spores [Esporas de Solidaridad] (2020) en el Asia Culture Center (ACC) de Gwangju, Corea del Sur.

Mientras tanto en Chile, el MSSA permanece cerrado a visitas, pero en contacto permanente con la comunidad a través de su web y redes sociales, mientras se prepara para abrir la exposición Rojo que invita, con más de 100 obras de la Colección, a reflexionar sobre la fuerza de renovación de ese color. 

Contacto Prensa: prensa@mssa.cl

 

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