Mezclando elementos visuales de la cultura popular, la cosmovisión andina y el paisaje de Chile y Suecia, la artista visual Valeria Montti Colque (Estocolmo, 1978) presenta en su primera muestra individual en Chile una serie de obras que conectan las ideas de memoria y naturaleza, abordando poética y críticamente su condición de madre y artista descendiente de la diáspora chilena en el exilio.
Un recorrido por la propuesta artística de los últimos 10 años de la artista Valeria Montti Colque es lo que ofrece la exposición El bosque de nubes / Los pájaros del horizonte, que se abre el martes 7 de septiembre en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende.
Performance, video, instalación, cerámica, textil, collage digital y acuarelas son las técnicas que la artista, nacida en Estocolmo en 1978, ha escogido para abordar la memoria, el desarraigo, la maternidad y los sueños. Mediante nuevas y coloridas piezas, junto a obras ya exhibidas en distintos espacios de Europa y Estados Unidos, la artista propone un ecosistema íntimo donde se conectan elementos de la naturaleza como montañas, rocas y bosques junto a personajes de la cultura urbana y cinematográfica, bajo una estimulante visualidad kitsch.
Valeria Montti Colque, hija de padres exiliados por la dictadura militar, creció en Estocolmo en comunidades integradas por familias chilenas. Se formó como artista visual en The Royal University College of Fine Art en Estocolmo. Ha expuesto junto colectivos y en forma individual en Moderna Museet (Suecia), Museum of World Culture (Gotemburgo), SAVVY Contemporary (Alemania), 3.14 Konsthall (Noruega) y Museo de Arte Contemporáneo (Chile). Actualmente vive y trabaja en Estocolmo, es madre de Nilo (8) y Alma (4), quienes aparecen frecuentemente en sus proyectos artísticos.
Es la primera vez que Valeria expone en forma individual en Chile y su satisfacción resulta patente. “Es muy emocionante mostrar mi trabajo en Chile, tengo mis raíces ahí y siempre he estado lejos, ahora una parte de mi estará allá. Siento que esta exposición da voz a una generación que tuvo que nacer fuera de Chile. Somos muchos. Yo cuento mi historia personal y creo que muchos sentimos emociones parecidas”, cuenta la artista.
La exposición El bosque de nubes / Los pájaros del horizonte ha sido co-financiada por el MSSA junto a Swedish Arts Grants Committee’s International Programme for Visual and Applied Artists (IASPIS). Estaba originalmente programada para el segundo semestre del 2020 y su producción se ha realizado sorteando las restricciones impuestas por la pandemia por COVID-19. Si bien Valeria no pudo viajar al montaje de sus obras, ha estado conectada durante tres años con el equipo del Museo, trabajando en conjunto para sortear diferencias horarias, idiomáticas y sanitarias.
Poemas y lecturas
La muestra de Valeria Montti Colque se inicia con una intervención mural y sonora pletórica de símbolos y metáforas, en el espacio que conecta las dos salas de su exposición, en el cual sus paredes han sido tapizadas completamente con un papel mural basado en collage digital, que muestra a la artista en distintas escenas de su alter ego performático “La Jokerita”: ataviada con un traje tradicional sueco, con un traje de noche y con una vestimenta tipo aymara. Tres collages digitales dispuestos sobre marcos de ventanas rememoran anteriores intervenciones en el espacio público, mientras que de fondo se escucha una grabación con la voz de su hijo Nilo, quien en un castellano de acento escandivano lee el poema “Pescador”, que escribió su madre como texto de bienvenida a esta muestra.
“Cada ser es un universo, mi planeta está rodeado del arcoiris / Voy a nacer de nuevo, rebirth. Cuando fui madre, yo también nací de nuevo”, dice un párrafo del poema que escrito en la pared de acceso, va narrando los elementos que componen la muestra.
Naturaleza y cultura sin oposiciones
Vivencias, mitos y sueños se mezclan en la sala grande de la exposición El bosque de nubes / Los pájaros del horizonte. Evocando un horizonte al amanecer, la artista dispuso una instalación compuesta por textiles ubicados en el suelo y muro, junto a acuarelas de gran formato que cuelgan desde el techo. En ellas conviven pequeños seres míticos: la qatsina, muñeca portadora de la vida en la cultura originaria hopi, un pescador sobre un cisne volador y una niña sobrevolando una plantación. Se le suman diversos elementos -un kultrún, un huevo, una espada- que se emplazan en un paisaje inventado, donde las nubes, pájaros y árboles representan a Suecia, mientras que las montañas y piedras evocan a Chile.
“El desarraigo provoca sentimientos difíciles de calibrar. Pasé mucho tiempo sintiendo que no era de aquí ni de allá y de a poco fui entendiendo que las nacionalidades son categorías inventadas: no existen ‘los pájaros suecos’, ellos son libres. Los aymaras dicen que los ancestros viven en las montañas, pero como los míos están lejos mi obra conforma un paisaje donde puedo evocarlos. Cada ser humano lleva un bosque interior, donde puede conectar con sus raíces”, comenta la artista, que espera que las personas caminen sobre las alfombras que llevan sus dibujos, para lo cual ha dispuesto cubrezapatos.
Ningún elemento está puesto al azar y todo se conecta con el cuerpo de obra de Montti Colque. El kultrún envuelto en flores que rememora a la paila que su abuela chilena regalaba a los nietos que se independizaban, la creó para un mural que hoy está en la estación de trenes de Handen; mientras que los novios que aparecen en una de las acuarelas, evoca a la performance “La Jardinera” realizada en 2011 en el Etnografiska museet donde representó el matrimonio de sus abuelos, uno de ellos descendiente de aymara.
En un espacio destacado en la instalación, tres esculturas de cerámica, cartón, madera y tela representan a un niño con cabeza de guepardo, una niña con pájaros en el pelo y un pequeño pescador, en cuyas cabezas emergen pequeñas plantas que son regadas todos los días por los encargados de mantención del Museo. Estas esculturas fueron gatilladas por la oleada migratoria de sirios en Suecia y fueron exhibidas por primera vez en 2016 en Gotlands Konstmuseum, un espacio sueco de arte público.
“Encontré en la maternidad una oportunidad de renacer e inventé un mundo nuevo para mis hijos: aunque no tengan raíces ni tierra firme, crecerán y se desarrollarán como personas”, cuenta la artista, añadiendo que “por eso resulta fundamental un sistema de protección para niños, niñas y adolescentes migrantes, que los acoja, que no los criminalice y les otorgue oportunidades de crecer”, aludiendo a la situación migratoria mundial.
Un descanso para la Jokerita
En la sala pequeña del segundo piso del MSSA, una instalación audiovisual conecta dos performances de Valeria Montti Colque que abordan momentos de su biografía: la búsqueda de sus raíces y los desafíos de ser madre, artista y migrante.
Emulando una habitación, sobre una cama yace en formato cerámica casi a escala natural ‘La Jokerita’, un alter ego de la artista basado en el personaje cinematográfico de Batman. Sobre la cama se proyecta el registro audiovisual de la performance donde la artista recorrió en 2009 diferentes espacios de la ciudad, con una cama a cuestas. En tanto, proyectado sobre nubes suspendidas desde el cielo se ve un segundo video: “Batresan” [Vamos de paseo] realizado en 2013 en una residencia artística con Juan Castillo, donde la artista pasea a su hijo en un carro-barco por distintos lugares de pueblo Svedje.
“La Jokerita es un símbolo de ser outsider, de vivir al margen. Si revisamos la historia de la cultura, siempre han existido estos personajes disruptivos, sin arraigo, que deambulan buscando un espacio para desarrollarse. En esta instalación ‘La Jokerita’ encontró la paz y sujeta en sus manos un arcoiris, imagen inequívoca de la esperanza”, comenta la artista.
La exposición de El bosque de nubes / Los pájaros del horizonte de Valeria Montti puede visitarse, durante la fase 3 y 4 del plan Paso a Paso, de martes a domingo de 10 a 18 horas en República 475, Santiago.
Cierre de la exposición: 14 de noviembre 2021.
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