Por Carolina Herrera /Investigadora Ciencias de la Literatura – UFRJ
Carmen Waugh, quien fue directora del Museo de la Solidaridad Salvador Allende entre 1991 y 2005, murió esta noche de un cáncer al pulmón diagnosticado el año pasado. Cercana desde los afectos y en lo profesional a una generación de artistas e intelectuales unidos por un profundo respeto hacia el arte y la cultura, Carmen se entregó a una labor de difusión de las manifestaciones artísticas que surgían en los años setenta en América Latina, junto a quienes desde sus espacios creativos lucharon por las libertades y justicias sociales. Así, a Roberto Matta, quien fuera más que un hermano, se van sumando artistas e intelectuales que se encuentran habitando el mundo, desterrados voluntarios y exiliados obligados por nuestras dictaduras latinoamericanas, reuniendo en su vida a Juan Gelman, Julio Cortázar, Pepe Lamarca, Julio le Parc, Jesús Rafael Soto, Carlos Cruz-Diez, Mario Pedrosa, y tantos otros nombres fundamentales en la historia del arte y la cultura.
Su relación con el galerismo nacional comenzó desde una casualidad heredada, al hacerse cargo del taller de marcos que su padre tenía en el centro de Santiago, desde donde luego surgiría la primera galería chilena que expondría a nuestros artistas profesionalmente, pasando desde aquí a ser parte fundamental de la historia de las artes visuales latinoamericanas reciente. En 1955 Carmen abrió su primera galería en Bandera esquina de Agustinas, para luego en 1969 crear Galería Carmen Waugh en Buenos Aires. Su motivación no venía desde el conocimiento teórico, sino más bien desde un sentido profundo de respeto hacia el trabajo de los artistas: muros blancos, iluminación pertinente, sala sin mayores pretensiones ni protagonismos, fue el soporte creado por Carmen para albergar la obra de Nemesio Antúnez, Federico Assler, Enrique Zañartu y Ricardo Irarrázabal, entre muchos otros que participaron en el primer programa galerístico nacional.
Carmen se involucra con el Museo de la Solidaridad Salvador Allende desde su origen, cuando desempeñándose como gestora de relaciones del Instituto de Arte Latinoamericano de la Universidad de Chile, entre 1968 y 1972, colabora junto al crítico de arte brasileño Mario Pedrosa y al filósofo chileno Miguel Rojas Mix, quienes en ese momento están convocando a los artistas del mundo con el objetivo que donen obras para formar la más importante colección de arte contemporáneo de América Latina, en apoyo al gobierno de la Unidad Popular, en definitiva un “museo para el pueblo”: el Museo de la Solidaridad.
El golpe de Estado la sorprendió en Madrid, donde había abierto la galería Aele (Arte Latinoamericano). Estando en Europa asumió también otro momento de la historia del MSSA: mantener la donación de obras para un museo que ya no existía, creándose un comité especial para ello, en el que Carmen Waugh participó asumiendo la búsqueda de donaciones en España.
Allí consiguió obras de Joan Miró, Víctor Vasarely, Carlos Cruz-Diez, Jesús Rafael Soto, en una labor de acopio en talleres y casas de artistas, uniendo el sentido cultural nacional al sentimiento de solidaridad y consecuencia en el exilio. Paralelamente, desde fines de los años setenta trabaja en la formación de otra colección solidaria de arte: en 1981 fundó, por solicitud de Ernesto Cardenal, el Museo de Arte Latinoamericano Julio Cortázar, en Nicaragua.
En 1985, con la complicidad de sus amigos artistas, crea “La Casa Larga”, ubicada en Avenida Bellavista 0182. Este espacio se presenta desde su origen como un lugar de encuentro, de difusión y puesta en valor de la resistencia cultural, en un país reprimido por la dictadura. Allí funcionó el taller de grabado de Nemesio Antúnez, se presentaron libros y obras de teatro, se dictaron cursos y talleres, todas actividades dirigidas y realizadas por un grupo de artistas que conformaban la escena nacional. La Casa Larga convocaba a los consagrados, como también a los emergentes y conceptuales.
De regreso a Chile, ya en democracia, Carmen Waugh asume el difícil trabajo de ingresar las obras donadas al país por los artistas del mundo. A principios de los años noventa comienzan a llegar las primeras colecciones de obras donadas en el exilio cultural: España, Francia, Suecia, Finlandia, Inglaterra y México fueron los primeros países que enviaron sus donaciones al ahora Museo de la Solidaridad Salvador Allende. En 1991, ya como su primera directora, comienza el trabajo de recolección, inventario, recuperación de memoria y mantención de esta rica y única colección de arte contemporáneo internacional. Bajo el techo institucional de la Fundación Salvador Allende, Carmen Waugh se coloca como objetivo único y principal el cumplir con lo que había sido el origen del museo en los años setenta: un museo para el pueblo, donde el Estado de Chile se hacía cargo de esta herencia histórica, política y cultural. Esta fue la labor desempeñada hasta el año 2005, cuando es desvinculada de sus funciones como Directora del Museo, en vistas de comenzar una nueva etapa en su política de gestión.
Hoy, a los ochenta años, Carmen Waugh nos deja una herencia de fuerza, tenacidad y consecuencia, siempre cruzada por el respeto y cariño hacia el mundo del arte, la intelectualidad y la cultura.