Más de 500 personas se sumaron a las actividades del programa de mediación del MSSA este año, recuperando así los niveles de antes del estallido. ¿La clave del éxito? La apuesta por el carácter participativo de las experiencias y la permanente actualización de las metodologías.
“¿Qué tipo de selva queremos levantar?”, pregunta Yenny Díaz, encargada de mediación del MSSA. Alrededor están las obras artísticas de la exposición En la selva hay mucho por hacer, y al frente 20 estudiantes escolares. “Se van interesando y después no se quieren ir”. Tras hora y media de recorrido conversado, ellos dejan atrás sus respuestas: la selva puede ser la sociedad, la familia, la educación, el eje social de los artistas…
“Este primer semestre hemos podido recibir a muchos grupos. La agenda se reactivó a niveles de antes del inicio de la pandemia”, dice Yenny. Son más de 500 personas de todas las edades.
Mediación busca y aplica innovaciones metodológicas para acercar a distintos públicos al arte. Lo primero, es escuchar a los interesados y desarrollar sus expectativas. Entre los deseos está “conocer el mundo”, “ver una obra”, “aprender sobre el proyecto del museo», entre muchos otros que Mediación busca acoger y poner en diálogo con el recorrido o taller.
Los estudiantes pueden venir sin disposición, y luego se involucran. ¿Por qué? Según Yenny, el cambio lo provoca la metodología de pedagogía crítica. “Desarrollamos un espacio para hablar, reflexionar y compartir. Un trabajo de cuidado y de los afectos, una experiencia súper cualitativa en las personas”. El museo busca ser un espacio de encuentro seguro, que exista la confianza para participar de una reflexión colectiva. “Acá no se buscan las respuestas correctas. Lo que buscamos transmitir es que lo que aporta cada persona va a nutrir, pues cada uno es muy distinto”.
Mediación MSSA ajusta la metodología según los desafíos de contexto. Por ejemplo, las actividades con comunidades escolares este año incluyeron una adaptación para calmar distintas ansiedades después de la pandemia como meditación y origami. “Buscamos formas que dialoguen con la mediación artística pero que puedan hacerse cargo de todas estas sensaciones que estamos viviendo, las incertidumbres… las personas vienen con una carga distinta a la que venían antes”, comenta Yenny.
Las reacciones son positivas, pues los encargados de grupo destacan las actividades y la validación de cada participante y grupo. ¿Cómo seguimos? “Con una agenda activa, repensando nuestras metodologías, pues siempre nos estamos evaluando”, concluye la profesora en artes visuales.
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