Tras un 2020 difícil de olvidar, el Museo de la Solidaridad Salvador Allende comienza su periodo de descanso y el museo cerrará temporalmente al público. Sin embargo, se mantendrá compartiendo información en sus plataformas digitales. Reabrirá el 2 de marzo  con la exposición “Rojo”, dependiendo de las disposiciones sanitarias frente a la persistente pandemia.

 

Apenas comenzaba marzo del 2020. El equipo del MSSA llevaba apenas dos semanas con todos a bordo cuando el Ministerio de Salud comenzó la campaña contra el Covid-19 que recomendó quedarse en casa. La incertidumbre borró de un plumazo la planificación de todas las áreas y se hizo dueña de la agenda del Museo. El montaje de la exposición “Rojo”, que iba a toda marcha hacia su inauguración a fines de ese mes, quedó congelado. Varios equipos cuyo trabajo dependen de la presencia, debieron hacer esfuerzos para seguir desde un computador.  Nadie tenía certezas de nada, salvo de una cosa, el museo tenía que demostrar al público que seguía ahí, pues sobre todo desde octubre del 2019, acompañaba las discusiones del estallido social y una pregunta rondaba en el aire, ¿qué destino tendrían los procesos iniciados?

Vista de obras de la exposición «Rojo» que alcanzaron a quedar montadas antes de la pandemia, cubiertas para su protección hasta que fuera posible abrir al público. Fotografía de Lorna Remmele.

También la situación de las obras de la Colección era de cuidado, al ser objetos patrimoniales necesitaban conservación. El Archivo del museo también llevaba adelante un proyecto con colaboración internacional que tenía que seguir en marcha. Pero al menos los primeros meses la antigua casona de República 475 se quedó en silencio, interrumpido ocasionalmente por guardias y algún miembro del equipo que iba de visita para evaluaciones específicas.

 

El museo y el barrio

Con el avance de los meses en ciudades prácticamente sin movimiento, comenzó la crisis económica y reaparecieron los centros de acopio y las ollas comunes. La Junta de Vecinos del barrio República identificó a casi 500 familias en situación de vulnerabilidad ubicadas en este sector céntrico de Santiago. Repartieron canastas familiares que armaban a partir de donaciones y de la redistribución de las cajas de alimentos entregadas por el gobierno. Por su parte el Comedor Popular Margarita Ancacoy, ocupó temporalmente el jardín del museo para cocinar y repartir comida. Facilitar sus espacios o apoyar en campañas de difusión, eran las formas que el museo iba encontrando para mantenerse presente junto a vecinas y vecinos del barrio que han transformado a la casona de República en un sitio de encuentro y comunidad.  

Ramon Meza, miembro del equipo MSSA , fallecido a causa del Covid-19. Fotografía de Lorna Remmele.

En agosto el equipo del museo sufrió una pérdida importante. Ramón Meza, parte del MSSA desde hacía ocho años, encargado de montaje y mantención del edificio patrimonial, falleció a causa del Covid-19. Las muestras de apoyo de vecinos, el público y otras instituciones culturales acompañaron a todos los miembros del equipo y a la familia de Ramón. Se lo extraña, especialmente en días en que paulatinamente el movimiento comenzó a habitar de nuevo el edificio de República 475.

 

Volverse digital

Para seguir adelante, alimentando su compromiso con la comunidad que también encontró en los talleres un refugio, y siguiendo la casi única vía posible para no quedar en silencio, el museo se volcó completamente a lo digital. Los talleres de Vinculación con el Territorio se adaptaron a la plataforma Zoom y el canal de YouTube se volvió una de las mejores formas de seguir compartiendo con quienes pudieron mantener en marcha las brigadas de creación colectiva de las Textileras y de fotografía, así como la Huertoescuela que también creó material descargable para compartir. 

El mismo camino siguió Mediación. Debió suspender las actividades presenciales con colegios y grupos, pero se asoció a iniciativas universitarias para hablar de educación en pandemia y bienestar que decantaron en un fanzine. También creó experiencias para comenzar a explorar la exposición “Rojo” a través de los distintos sentidos, como su propuesta de arte postal.

Casi como una premonición, el área de Archivo llevaba tiempo trabajando en la puesta en marcha blanca de uno de sus proyectos digitales más ambiciosos y que dispondrá en una plataforma especializada más de 5 mil piezas documentales de diversos formatos, poniendo así la historia del museo en Internet. Lo que habían iniciado solo debía seguir su curso, encontrando en el nuevo escenario en línea su hábitat natural.  

Transmisión de Conversatorio “Tres mujeres escultoras del MSSA».

Las charlas, seminarios, lanzamientos de libros y el tradicional Ejercicio de la Memoria con que el museo conmemora el 11 de septiembre de 1973 cada año, también se volvieron digitales como parte de la programación de Debate y Pensamiento y presentaron nuevas posibilidades para quienes por vivir fuera de Santiago y de Chile, antes no podían participar de estos encuentros.

El área de Colección del museo, retomó la conservación de las obras y sacó adelante tres exposiciones internacionales que también respondían desde el circuito artístico internacional a la crisis económica que ya afectaba al sector debido a la pandemia. El mensaje era resistir el panorama y no parar. Con restricciones, medidas especiales y hasta con cierres intermitentes, el MSSA culminó el 2020 habiendo participado de la 11ª Bienal de arte contemporáneo de Berlín y de la exposición colectiva “Solidarity spores” (Esporas de solidaridad) en Corea del Sur. Parte de las piezas que se mostraron en Alemania luego viajaron a Oslo, Noruega, donde hoy son parte de la muestra “Actions of art and solidarity” (Acciones de arte y solidaridad) hasta el 20 de marzo y que fue organizada por Office for Contemporary Art Norway (OCA) en colaboración con Kunstnernes Hus (Casa de los artistas).

A mediados de octubre, en el mes del plebiscito, la amenaza de un serio recorte presupuestario determinado por el gobierno para sitios de memoria afectó a cerca de catorce instituciones, entre ellas; Londres 38, el Parque por la Paz Villa Grimaldi, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y el MSSA. Al mismo tiempo se levantaban reclamos de todo el sector cultural, que denunciaba el abandono estatal ante la crisis que dejaba a instituciones, proyectos y artistas sin público, y por ende sin ingresos, por meses.  En esos días el museo puso en marcha un proyecto piloto de Residencia digitales para ir en apoyo de los artistas y colectivos residentes en Chile. Unas semanas más tarde, fue retirada la propuesta de rebaja del presupuesto estatal de la cultura para el año 2021.

Las Residencias digitales instalaron al museo a responder preguntas sobre las plataformas que antes parecían de un futuro por venir y que se demoraba en llegar. Los artistas y colectivos que participaron el artista medial Christian Oyarzún, el colectivo la Farmacéutica Nacional y la comunidad Catrileo + Carrión— coincidieron en que la comunicación digital y la participación del público en interacción con las obras, y la problematización del uso para el arte de las distintas herramientas de internet, ya son un desafío presente y hay que ponerse al día.

La exposición “Rojo” retomó su montaje recién en octubre y al mismo tiempo que las medidas sanitarias lo permitieron, se preparó para su apertura en diciembre. Acompañado la espera, desde comienzos de año ya se había ido mostrando de a poco al público a través de invitaciones a observar la relación que tenemos con el color. Se creó una playlist, filtros de Instagram y un recetario Rojo que aún siguen invitando a jugar.

 

Diciembre al fin

Llegado diciembre, “Rojo” finalmente se inauguró, el muso abrió al público y volvió a tener visitas presenciales, pero con aforo restringido y medidas de cuidado obligatorias. Gracias al mejor clima del verano, se retomaron los talleres para niños en el jardín y las brigadas volvieron a reunirse.

La incertidumbre sigue presente, aunque más controlada. Los equipos del museo han logrado trazar planes para continuar una ruta 2021 siempre considerando que la pandemia puede determinar cambios de última hora. Antes de que acabe el verano, es hora de descansar. “Rojo” tendrá un receso y el museo no recibirá más visitas, ni realizará talleres durante febrero. En marzo volverá con una agenda renovada de actividades y será posible visitar la exposición que se mantendrá de manera íntegra hasta agosto, cuando ceda el segundo piso a dos muestras nuevas.

Febrero será un mes en que el museo seguirá compartiendo a través de sus redes sociales y sitio web. Agradece a las distintas comunidades y al público que han acompañado el difícil 2020 y su paso a un 2021 todavía incierto. El ciclo se renueva desde el 2 de marzo. 

 

 

 

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