Jorge Cabieses trabaja a partir de la figura del putty de porcelana, representación decorativa y lejana del cuerpo humano de infantes, que son quebrados por el artista en cientos de partes, para luego ser reconstruido siguiendo los cortes que cada fragmento deja en evidencia. La representación de este cuerpo es análoga a la de un rompecabezas donde cada pieza, grotescamente unida a otras con pegamentos, siliconas y cintas adhesivas, expone la violencia pasiva implícita en todo lo doméstico.